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Año 2050.



Los países más poderosos de la tierra compiten en el
descubrimiento de planetas con posibilidad de ser habitables para la especie
humana, preferiblemente virgen, sin previo desarrollo de otros seres…superiores
e inteligentes.
Tras más de 70 años de creciente evolución en la
era espacial, surgen conflictos por el elevado coste que conlleva la
elaboración de naves altamente sofisticadas y equipo de tripulantes
cualificados para tales misiones. El estudio inclina la balanza en que lo más
indicado en viajes espaciales son naves diseñadas para cubrir determinadas
áreas del espacio de larga duración tardando décadas en su regreso a casa. Para
ello las naves deben estar adaptadas, auto-abastecerse valiéndose de sistemas
de recogida y almacenamiento de la energía del propio cosmos.
Las primeras naves fueron
tripuladas por humanos. Más tarde se introdujo robótica para suplir
funciones de riesgo, dirigidas por avanzada tecnología digital. Posteriormente
se sumaron robots humanoides construidos para viajar al espacio, fácilmente dirigibles
con capacidad de pensar y actuar ante adversidades, diseñados para facilitar
tareas de ayuda a científicos y astrónomos en el espacio.
El avance tecnológico se aplica al ser humano. Los
astronautas llevan incorporados en su cerebro microchips, nano-partículas
inteligentes según área cerebral, modulando y ampliando su capacidad mental a
través de dispositivos y transmisores neuronales potenciando sus conocimientos.
Cada astronauta científico adulto lleva en su cerebro una enciclopedia de conocimientos
en su especialidad.
Se consideran necesarios dos científicos astronautas
altamente cualificados de cada especialidad si el viaje dura menos de tres
meses. Se amplían el número de astronautas si el viaje puede durar de cinco a
diez años y para viajes de décadas se incluye nave y tripulación en la que se
introducen por primera vez familias enteras, también menores y
adolescentes con autorización paterna. Los menores deben ser superdotados.
Reciben fuerte preparación en conocimientos Aero-espacial, Física, Electrónica,
Medicina, Bioquímica, Química orgánica, Robótica Quirúrgica y otras áreas
científicas.
El ser humano ha alcanzado a asentarse en
lugares donde los conocimientos adquiridos sirven como base para seguir su
desarrollo en el planeta tierra, pero se dan cuenta que no están lo
suficientemente formados, que las áreas conocidas en Matemáticas, Física,
Química y otras disciplinas que se aplican en la tierra no se pueden aplicar a
otros mundos.
Los viajes estelares son frecuentes y
altamente demandados. Existen centros de formación desde muy temprana edad. Las
familias que sean aceptadas deberán estar convenientemente preparadas para
vivir varias décadas fuera de la tierra, descubrir nuevos mundos, encontrar
nuevas formas de vida y adaptarse a medio inhóspito.
La formación de pequeños astronautitas es
dura. Todos deben poseer conocimientos suficientes de las áreas antes
descritas. Ante problemas que surjan fuera de la nave, no podrán
valerse de ayuda tecnológica avanzada. Deben saber sobrevivir y desenvolverse
en reparar sistemas de comunicación, saber actuar ante una hemorragia
interna y practicar la cirugía sin ayuda robótica.
Hay comunión entre tripulantes y astronautas. Subsistir
es lo importante y ante eventos, situaciones críticas o de peligro, se antepone
no dejar abandonado a ninguno de los suyos.
Una nave de grandes dimensiones se prepara
para realizar viajes al espacio para descubrir nuevos mundos. Es dirigida por
astronautas adultos pero cada uno en sus funciones tiene a su alrededor de
forma permanente cuatro astronautitas. Los menores reciben clases
prácticas para saber dirigir la nave.
La nave y tripulación deben estar protegidas, se
espera que niños inteligentes, disciplinados y formados sean capaces de
pilotar la nave si por circunstancias los adultos tuvieran problemas de
dirigirlas. Han de traer de vuelta los descubrimientos estudiados y analizados
previamente en los laboratorios y equipos de investigación incorporados en
la nave.
Desde tierra se visualiza la ida hasta que
la imagen pierde su trayectoria alcanzada cierta distancia. Pasará mucho tiempo
para saber de nuevo de todos ellos. Hasta ahora, de las doscientas naves que
han salido al espacio regresaron ochenta, no conociendo el paradero del resto
de las otras naves.
De las naves que han retornado, las primeras volvieron
dentro de la “normalidad esperada” El aislamiento, la soledad, la afectación
neurológica y física durante un tiempo dejaron su huella y el resto regresaron
sin traer de vuelta a todos sus tripulantes. Hubo pérdidas humanas por
accidentes, enfermedades sobrevenidas por el roce y heridas causados por
materiales y vegetación de otros planetas, enfermedades mentales y también
algunos desaparecidos.
Tras dos años descubriendo planetas
no habitables, la nave capta mediante sofisticados sistemas de  contraste
ultravioleta, la posibilidad de vida en un planeta cuyas características son
similares a la tierra. Tiene una estrella que aporta calor y mantiene líquida
el agua en su ecuador con la salvedad de tener a corta distancia dos lunas.
La nave comienza su descenso a tierra a
las diez de la mañana. Los datos químicos dicen que hay vida basada en la
química del carbono, pero no detectan presencia de ningún ser vivo ni el más
mínimo movimiento de su aire. La nave aterriza en ecuador cerca de caudaloso
río. Antes de enviar a Hércules “el robot”, desde la pantalla interior 
visualizan zonas próximas de extensa vegetación.
Hay enormes bosques de árboles secos como
si hubieran sido quemados por calor. Llama la atención que en las orillas del
río también predomine marrón, en su seca vegetación no hay color. Hay
desasosiego que no pueden explicar, surge el miedo ante tanto silencio. Todo
inmóvil, parecen bosques gigantes de papel, grotescos troncos llama la
atención, parecen haber sido doblegados en cartón.
Después de dejar que Hércules hiciera el
paseo preliminar e indicar que no hay rastro de vida, un grupo de cuatro
astronautas pisan tierra para ver el planeta de bosques secos. No hallaron
seres ni movimiento alguno de árboles, tampoco aire que les refrescase.
A la tarde, el grupo de científicos que
había caminado por el bosque, se encuentran discutiendo las causas de las
características de habitabilidad del planeta, sin comprender como era posible
que pese a tener agua líquida, aire respirable y vegetación abundante no
hubiera vida vegetal ni animal y que el aire estuviera tan quieto.
Están tan centrados en lo que discuten que no prestan
atención a Hércules que paralizado observa en pantalla
sonidos, movimiento y color. Al salir por la mañana a dar el paseo,
su sistema electrónico no detectó lo que ahora está
viendo. Su concentración les llama la atención y descubren
en la pantalla un mundo diferente, totalmente opuesto al que vieron por la
mañana.
Su asombro es grande. Han pasado ocho
horas y el planeta no parece ser el mismo, ha cambiado por completo. Tras la
pantalla visualizan el movimiento de ramas, corre el aire, se oye el canto de
aves y movimientos de grandes insectos, se oye gruñir a animales y lo más
llamativo; la selva, plantas y árboles visten serosa verde iluminada. Sus ramas
muestran frutos maduros donde horas antes no había nada. ¿Cómo es posible que
en tan solo unas horas se haya producido un cambio tan radical en la naturaleza?
Un cambio tan brusco ordena de nuevo a
Hércules a la selva. Pasa el tiempo y Hércules no aparece. Sospechan que algo
le ha ocurrido, pero al cabo de tres horas regresa cantando. Los azúcares que
manan de flores y frutos desorientan su instinto y pese a ser un robot, olvidó
regresar enseguida a la nave.
Hércules contento trajo buena información,
así que el mismo grupo que antes pisara tierra, volvió a salir. Tras las
primeras bocanadas de aire dulce, les cuesta resistirse a comer sus frutas.
Saben que no deben, pero el viento que respiran contiene partículas que les
priva la razón y los cuatro astronautas terminan comiendo de sus frutos. No habían
probado delicia igual, jugosa de grato aroma, ciruelas tamaño pelota
pin-pon.
Se recogen muestras de agua, suelo,
plantas y llevan a la nave diferente tipo de frutas.
Han pasado doce horas, la tripulación está
dormida. La nave es vigilada por circuitos inteligentes y creen estar seguros
dentro, que no corren peligro.
A la mañana siguiente, ninguno de los
científicos que bajaron y consumieron frutas hace acto de presencia en su
puesto y al no responder a las llamadas acuden en su busca.
Uno de ellos lo encuentran enrollado como
una oruga en el invernadero. Cuando lo despiertan ven su mal aspecto, su cara
hinchada parece haber cambiado. No puede levantarse por fuerte dolor abdominal.
Al segundo lo localizan en la zona de ocio ajardinada, tumbado y enroscado, con
fuertes mareos y pérdida de la razón. Al tercero lo pillan en los laboratorios
junto a las cajas que contienen las frutas para investigación y al cuarto lo
encuentran en la huerta vegetariana, en el suelo sudoroso y arrugado de dolor
incapaz de emitir palabra. Los cuatro padecen los mismos síntomas.
La casualidad que los astronautas que
salieran de la nave consumieran frutos y enfermaran, abre
protocolo de hospitalización y son sometidos a aislamiento
en cuarentena. El hecho que los cuatro fueran encontrados fuera de su
habitáculo de descanso y se encontraran sus cuerpos casualmente en invernadero,
jardín, laboratorio y huerta vegetariana hace pensar que se está produciendo un
cambio metabólico en sus cuerpos que les hace estar próximos al mundo vegetal.
Los dolores van en aumento, los
analgésicos no son capaces de calmarlos llevándoles a la locura. Una noche
duermen tras inyectarles varias dosis de drogas. Mientras el Doctor hace
guardia, vigila de vez en cuando tras la pantalla. En una de sus observaciones
se le hiela la sangre al ver movimientos extraños en uno de ellos. Llaman a
Hércules que inspeccione, pero su intuición robótica le dice que desobedezca,
algo anormal pasa pero no sabe que es. Al final entra a la sala y ve los
movimientos extraños en el abdomen de uno de ellos, pero el que está en la
camilla de al lado pese a estar sedado está inquieto, como sufriendo algún
ataque…en sus articulaciones ve movimiento anormal. El que parecía que duerme
despierta de manera rápida porque siente moverse sus ojos. Hércules se asusta
al ver salir un pequeño brote verde del lagrimal de uno de sus ojos. El cuarto
parece que duerme. Cuando se gira para acomodarse en la cama la sábana está
mojada. Al principio Hércules cree que es a causa de deshidratación. Al
levantar la sábana observa la espalda rugosa, llena de pequeños bultos que
rezuman mezcla de sangre y agua.
La enfermedad de los cuatro científicos no
tiene cura y va a mayor. Sus dolores son insoportables, no hay droga que
aplaque tanto dolor. Los aíslan a un lado de la nave cuando los gritos de dolor
alteran y preocupan a tripulación y familias. Dos de ellos se incorporaron en
grupo familiar y tienen hijos menores de doce años.
Tras más de dos meses de intensos dolores en que sus
cuerpos han ido deformándose, remiten llantos y gritos, apenas se les
oye gemir. De sus articulaciones brotan abruptos bultos, deformándose pies,
piernas, brazos, tronco y rostro.
La tripulación ha desobedecido órdenes con graves
consecuencias, especialmente para la vida de cuatro científicos de los veinte
que formaban el equipo de investigación. No saben cómo actuar ni que hacer, así
que permanecen en la nave sin volver a salir a pisar el planeta.
Una tarde realizando el Doctor vigilancia
médica de los aislados, coincide con la guardia en los laboratorios del Doctor
en Bioquímica y está analizando las particularidades de las frutas que causaron
el daño. Percibe que las frutas cambian de aspecto. Cuando llega la tarde tiene
mejor color y desprenden aroma y le hacen sentirse eufórico, diferente y
comenta ese dato con el equipo médico que atiende a los enfermos. Ambos se
miran al momento al comprender que las plantas sufren metabolismo acelerado a
la tarde, al acercarse las lunas. No solo eso, sino que los olores que desprenden
aturden la razón para que consuman sus frutos.
Comparando el comportamiento de árboles
frutales y los astronautas afectados perciben que descansan mejor y reducen su
dolor al amanecer, y al contrario, el dolor aparece y aumenta cuando
la selva cobra vida, especialmente al asomarse sus hermosas lunas. El
metabolismo de los cuatro responde  igual que los vegetales del nuevo
planeta.
Es un entramado inteligente, todo cuanto
existe alrededor de las plantas participa, todo cambia con el acercamiento de
la noche.
Los que fueron grandes y eminentes hombres ahora no
pueden ver, sus brazos y manos se han deformado, lo mismo las piernas y pies.
Sus cuerpos presentan tantas protuberancias que ya no se distingue y sus
cabezas son increíblemente terroríficas. ¡Cuando dolor debieron pasar al sufrir
este cambio tan horrendo!
Por fin cesaron los gritos de dolor, no se
les oye llorar, parece que el cambio culminó, pero ahora no parecen físicamente
humanos. No hablan, apenas se mueven, no comen y algo curioso; se oyen gemidos
al salir las lunas, pese a estar totalmente aislados en un lado de la nave.
Después de deliberar que hacer durante días y
permanecer sin salir tres meses a causa de la enfermedad de cuatro
compañeros deformes que no pueden comer ni beber, no pueden hablar, no se
mueven, no pueden ver y que tan solo se les oye gemir cuando afloran las lunas,
por unanimidad son abandonados en el planeta, en el mismo lugar donde meses antes comieran los jugosos frutos.

Surgen por primera vez situaciones de tensión y
violencia  por la decisión de abandono por parte de familiares de los
afectados. Dos de ellos tienen astronautitas menores y no comprenden que
dejen abandonados a sus padres. Son niños superdotados, pero incapaces de
entender lo que sucedió y mucho menos la determinación general tomada por
adultos de dejarlos en un lugar peligroso y extraño.
www.relatosdepatricia.blogspot.com.es

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