Conversando con un árbol.

 Me he sentido en el sueño aprisionada, incapaz de
moverme. Supe casi al instante que formaba parte de ti, me hallaba dentro de
ti. Enseguida pude 
 entender
tu lenguaje, el motivo de tu tristeza, la frustración de tus impulsos y deseos.
  

Te diste cuenta que estabas sujeto a la tierra, como lo
están los minerales al agua. Atado  a
la esfera que te alimenta como una roca, firme y sujeto a la tierra que te
levanta.  Sentí que desde
que te dieras cuenta de tu condición, no habías dejado de luchar, de batir a
muerte con tus raíces para poder moverte.
Sentí que tu vida no está exenta de deseo. Deseo de
conocer otras tierras, respirar sus aires, nutrirte de otros suelos, hidratarte
de otras aguas, sentir el reposo de otros seres y despertar con su cántico
matinal en tus ramas.
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