Volar es posible.

Esta semana adormecí varios días seguidos, pero al
levantarme me resultaba imposible su recuerdo. Me he dado cuenta que si al
despertar memorizo el sueño, mantengo su recuerdo durante el día. Si por el
contrario no consigo retraerlo al momento del despertar ya resulta imposible
recordarlo.
Hace años, conseguía retornar, volvía al momento
exacto donde quedó la ensoñación de días atrás. Me llevaba tiempo. Tenía que
persistir en sus recuerdos…hasta que caía dormida y volvía a entrar al mismo
sueño. La práctica funciona. Cuesta porque te has de concentrar justo en el
momento en que tu organismo intenta relajarse. No vi otra forma de volver a
abrir las puertas al mismo sueño. Pese al entrenamiento, no siempre consigues
entrar, aunque funcionó varias ocasiones. Hoy esta práctica no la ejerzo, es
mucha energía la que utilizas para ser sólo sueños, la vida no cambia, así que
¿para qué tanto esfuerzo?

Anoche me encontraba en el asiento de lo que parecía
ser una extensa espesura. Su centro estaba dividido por un
serpenteante y caudaloso río. Los montuosos que la cubren son de enorme
altitud. Su roca roja y ocre embellece el vasto valle resaltando sus verdes
riberas de limpias aguas azules. Me pareció sentirme en Arizona en EE.UU. en el
Gran Cañón de Colorado “que no conozco” Junto al río, rodeada de montañas
titánicas…sentí estar acompañada.

Intenté franquear fisuras, heridas en las piedras,
observar silenciosamente los enigmas que atesoran las entrañas de la tierra. Su
macizo rocoso es fuerte como el coral y muy poroso. Tengo la sensación que van
a caer sus paredes por el leve aire que mueve mi cuerpo al atravesar sus
reservados muros. Hay inmensas salas, vestidas de afiladas armas. Puñales,
espadas y lanzas se lucen de apretadas sales, dejando fluir sutilmente la fría
humedad.
La penumbra proyecta infinitos reflejos en
su propio escenario de marionetas sumidos en la oscuridad. Armados,
alzan amenazantes empuñaduras de etérea luz, parecen decir; 
«cuidado» no te adentres.

También hay salas donde parece que la humedad en sus
rocas esté prohibida. Son de tierra seca, arenosa, fina y evaporada. Parecen
estar vestidas con suaves arenas del Sáhara. Al igual que las cuevas de
armaduras punzantes que manan del techo, guardan matices similares de colores
rosas y múltiples tonos cobrizos.

Me veo invadir una caverna arenosa, allí dormitaremos
quedando al abrigo de la afilada temperatura y tenebrosa noche. De pronto, en
sueños me veo aletear ”ya intenté volar en algún que otro sueño y desperté sin
alzar el vuelo al caer de golpe amortiguado en la cama». Anoche vi
elevarme de nuevo sin conocer la pócima que hiciera realidad lo que tantas
veces antes fracasara consiguiendo alzar el vuelo. Experimenté un intenso frío
que recorrió todo mi cuerpo al atravesar las altas nubes del océano Atlántico.
Pude ver la inmensa masa de tierra del continente Americano casi segmentada por
la cintura frágil de su centro.

Estando en lo más alto hay un momento en que pienso que
pueda ser alimento de otras aves. Desconozco que tipo de ave soy pues no me
puedo ver, vislumbro plumas blancas. Mi tamaño no debe de ser muy grande porque
de lo contrarío no tendría temor a ser atacada. Pienso que también en la tierra
hay riesgos, que el peligro no es mayor…y asumo mi destino sin llegar a pisar
mundo, porque con los ojos cerrados, mis oídos permanecen despiertos y oigo
hablar bajito… a un pequeño grupo de personas pequeñitas que me han formado
cerco…les oigo decir; tiene los brazos abiertos y su cuerpo está rígido como
un palo, no la despertéis que podéis hacerle daño. Dicen que a los sonámbulos
hay que dejarlos tranquilos, si acaso es preciso sacarles del peligro, guiarlos
cogiéndoles de la mano.
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