La cucaracha ilusionista

 I

En
la profundidad de los sueños emerge lo mágico

Para
desprenderme de desatinados lazos fui adquiriendo mis precisas pertenencias “a
estrenar  o apenas usados” en rastrillos
“comercios de otro tipo”, donde puedes conseguir oportunidades útiles que facilitan
nuestro quehacer diario.

Este
proceder, el usufructuar objetos cotidianos que acomodan la existencia llevan varias
décadas en muchos países pero aquí en España se fueron expandiendo no hace muchos
años. El reciclado contribuye de manera significativa a reducir la basura
generada en nuestra civilización. La responsabilidad y la objetividad nos
conducen a  dar uso a aquellos objetos
que siguen siendo de utilidad.

Recuerdo
que  en otros tiempos no existía la
posibilidad de comprar determinadas provisiones a precios irrisorios. Hoy día
en cada ciudad por pequeña que sea concurren comercios donde se puede encontrar todo aquello que pueda habitar
una casa.

Por
lo general, cuando hay un deceso, la familia 
contacta con empresas dedicadas al vaciado de la vivienda. El empresario
realiza minucioso chequeo de enseres, elimina lo no viable y tasa el resto de componentes
antes de llevarlos a tienda para posteriormente revenderlos.

Joyas, ciertos estilos de  muebles
y obras de arte que pudieran tener valor terminan en manos de coleccionistas o
particulares adinerados y alcanzan al igual que el resto de enseres un pago irrisorio.

Aquí
se cierra el círculo, de nuevo los recuerdos que nos cortejaron y asistieron
durante una fase de nuestra vida, volverán a ser sentidos por otros seres. Las estimadas pertenencias que rodearon nuestra
vida, en su mayor parte  terminan a la
venta en cualquier local de ONG u otras entidades cuyo fin es recoger dinero
para la ayudar a  personas necesitadas.

Visitando
el hogar de un sujeto se puede advertir el estado físico y mental. El orden, la
higiene, la armonía y las características de los elementos que arroparon nuestro
bienestar y dieron calidez al efímero trance de nuestra existencia muestran rasgos
de lo que fuimos.

El
tipo de libros, la calidad y estilo en las prendas de vestir, el calzado, el
estilo de los muebles, la ropa de hogar, hablan del grado cultural, clase
social, economía, nivel de auto exigencia y especialmente el orden de la mente.  Los objetos y reliquias son estampas de sus
dueños.

Cuando
visito estos bazares siento un efecto indescriptible. Es una sensación espiritual,
como si partículas incorpóreas del dueño se hubieran filtrado y quedaran incrustadas
en el objeto. De a
lgunos  percibo que manan ataduras, como si el elemento
se hallara con vida «como un animal de compañía» a la espera de volver a ser de nuevo observado por los
mismos ojos y acariciado por las mismas manos.

II

En
una de mis visitas tropecé con un buen abrigo que además de tener estilo
encajaba con mi talla y ¡sorpresa!, por lo visto, el que vaciara la vivienda se
olvidó de mirar los bolsillos de las prendas y al probarme el abrigo e
introducir las manos en los bolsillos descubrí unos pendientes de oro y plata
preciosos.

Me
pregunté cómo sería ella, qué edad e imagen tendría. Posiblemente  su dueña olvidara guardarlos en su lugar una
vez lucidos, quizás los exhibiera todos los días, quizás los expusiera en contadas
ocasiones, quizás fueran regalo de alguien importante en su vida y los presumiera  en cada una de sus citas y más tarde, los
nervios al despojar de manera acelerada sus prendas fuera la causa que le
hiciera olvidar que el día anterior vistiera bellos pendientes…o quizás simplemente,
ocurrió el escabroso instante, el fin que irrumpe de manera abrupta y paraliza
todo lo que nos envuelve, dejando todo pendiente, todo carente de valor.

Una
tarde, pasando de nuevo por uno de los locales “donde habitan los recuerdos”
encontré un práctico bote de cristal para la despensa de la cocina…me dije al
ser transparente podré guardar  e ir
reponiendo cuando se vaya vaciando. Así que lo llevé a casa,  lavé y desinfecté ambas partes, la tapadera
de cerámica y el bote de cristal.

Para
que perdieran el agua los dejé boca abajo cogí un paño de cocina limpio, lo
doblé en cuatro, así, durante la noche escurrirá toda el agua y a la mañana quedará
seco y después de desayunar lo llenaré de frutas secas.

 

III

La
mañana siguiente, al levantarme hablo a mi marido sobre la curiosidad que me
hiciera despertar de madrugada mientras dormía:

Verás,
hoy me despertaron voces. Recuerdo que entre sueños advertí hablar a varias personas
aunque no recuerdo lo que hablaban, sin embargo una corta frase me despertó.
Instintivamente reparé que las palabras iban dirigidas a mí. A la derecha,
sobre la altura de pies de la cama se hallaban tres seres, dos varones muy
altos  y una mujer. Ellos a ambos lados,
ella en el centro. La frase era clara “Tienes una naturaleza muy fuerte”. Es lo
único que escuché de manera nítida y acto seguido volví a dormir hasta la hora
de alzarme. Sí responde, es muy curioso lo que te ha pasado pero no debes darle
importancia, es sólo un sueño, uno más entre muchos raros que te suceden.

Lo
sorprenderte fue lo que seguidamente ocurrió. Acudo como cada mañana a la
cocina para preparar el desayuno y ¡AHHHHH! ¿QUÉ ES ESTO? Encuentro que en el
interior del frasco de cristal volcado boca abajo sobre el paño de la cocina hay
una gran cucaracha. ¡Qué horror y qué asco! ¿Cómo ha llegado esto aquí?

Nerviosa
va dando vueltas en el zulo acristalado buscando de manera estéril la salida.
La observo, de color pelirroja, no le falta nada, está impecable, ni una sola
pata rota, sus antenas íntegras, su caparazón entero, además de gran tamaño “esto
no es posible que esté sucediendo…esto no es normal” 

 

IV

Jamás
habíamos tenido tal visitante en casa, ni una sola cucaracha en más de veinticinco
años, pero que encima aparezca dentro del bote que lavara la noche anterior…Pero
si lo dejé boca abajo…y desde luego la intrusa no se hallaba ¡qué raro es
esto!

En
casa no había nadie más que nosotros. No es posible que alguien entrara a la
casa para dejarme una broma pesada, a no ser que se provocara gran escándalo
despertando a todos los vecinos.

Así
que enojada, lo primero que hago es ir directo a mi marido que se haya en la
ducha…y mientras tararea tranquilo e ignorante deslizo mi mano
y pellizco una de sus nalgas…HAY HAY HAY pero ¿Qué he hecho yo? a la vez que le
interrogo ¿Qué macabro juego es ése que has dejado en la cocina? ¿Qué tipo de
broma es esta? ¿Qué hace una cucaracha en el bote? ¡Bandido, cuatrero, has sido
tú!

Y
él, asombrado manifiesta enfadado “Yo no he sido”. Soy incapaz de tocar tales
bichos, me resultan altamente desagradables y mucho menos esconderla para
dejarla en el bote. No tiene sentido, yo no haría algo así.

Pues
ya me dirás que hace dentro del bote. Es 
imposible que  la cucaracha haya
elevado  el pesado cristal pues sobrepasa
los 350 g. Imposible que ella lo levantara para además quedarse atrapada,
alguien debió introducirla.

Seguramente
el trapo de cocina tendría la cucaracha y no la vieras, contesta. Respondo que
yo entiendo que pienses eso, pero te digo y repito una y mil veces que estoy
segura que dejé el trapo y el bote sin el  bicho. Además, sabes que antes de ir a la cama
organizo la cocina.  Estoy segura, muy
segura que ella no se hallaba cuando volqué el bote sobre el paño y además,
jamás hemos tenido bichos en casa,  es
muy raro que aparezca  una grande y dentro
del frasco.

 

V

Analizando después el extraño suceso pensé que quizás debiera de haberla guardado “no
como animal de compañía” sino para observarla, tenerla al menos un tiempo dado
que había surgido de manera tan asombrosa,  pero claro,  eso lo pensé bastante después de desprendernos
de ella.

Como
no queríamos matarla discutimos un rato sobre qué hacer
con ella, así que mi marido con mucha
aprensión cogió trapo y frasco y la dejó caer al inodoro y seguidamente
descargó la cisterna. Justificamos nuestro cruel acto a sus capacidades. Si es
una superviviente y es tan resistente como dicen las investigaciones sabrá
nadar y sobrevivirá.

Nunca
he creído en las casualidades, que se dieran ambas situaciones, la frase que me
hiciera despertar y la aparición de la cuca me obliga a buscar el significado.

En
la cultura Egipcia el escarabajo “que es de la misma especie biológica” era
venerado por ser símbolo de poder, de resistencia.

Las
cucarachas son insectos muy fuertes, mucho más resistentes a la radiación que
los humanos.

Según
la revista “Nature” tienen una gran capacidad para desintoxicarse y su sistema
inmunológico es altamente eficaz.

La
literatura Kafka explora la sensación de convertirse en insecto y más
recientemente el autor inglés Ian McEwan ha
satirizado sobre el “Brexit” en su novela “La cucaracha”.

Borjes
popularizó en su obra “libro de los sueños”, el texto de Chuang Tzu  del hombre que soñaba ser insecto o del  insecto que soñaba ser hombre.

 Y como 
última cita el microrrelato de Augusto Monterroso que  explora ese mismo contraste entre realidad y
sensación.

 

 

 

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